lunes, 13 de junio de 2011

Una gran contadora de Historias

BIOGRAFÍA LECTORA
Fue mi madre quien me inició en la lectura. Era una gran contadora de historias. Desde los tradicionales cuentos, los relatos bíblicos y las historias de su familia e infancia.
Digo que era una gran contadora porque tenía la capacidad de recrearnos con lujos de detalles cada relato, haciéndonos llorar a mis hermanos y a mí, en más de una ocasión, con las historias de su infancia, de los héroes y de cuanto personaje fuera protagonista de las aventuras que nos contaba. No fue sino cuando adultos que descubrimos que era una exquisita fabuladora. A pesar de que no se contradecía, con el pasar del tiempo, y al querer averiguar más sobre las historias, descubrimos que no todo era como nos pintaba.
No había muchos libros en mi infancia. Nunca dejaron de faltar los escolares, los famosos “Billiken” y “Anteojito” y alguna que otras revistas de aventuras e historietas que mamá compraba: “El Tony” e “Intervalo” que devorábamos hasta el mes siguiente en el que el revistero lo acercaba a casa.
A los 5 años empecé mi escolaridad primaria y me recuerdo a los 5 años y medio empezar a leer de corrido un libro de cuentos con las aventuras de un oso amigable y travieso. La maestra acostumbraba a poner un “¡Muy bueno!”, “¡Felicitaciones!” sobre la página leída. Éste era el mayor estímulo que podía haber recibido, luego de haber practicado una y otra vez la lectura en voz audible ante mi madre.
El otro gran personaje que me fascinaba era mi abuela. Ella vivía en Buenos Aires y sucedía algo “sobrenatural” previa a su llegaba que era casi siempre de sorpresa. Una enorme mariposa negra se posaba durante uno o dos días en algún lugar de la casa y era la anunciante de su visita. Mamá decía entonces: “Miren una mariposa. Anuncia visita de lejos. Seguro que va a venir la abuela Ana”. Y era sólo esperar porque ella llegaba…
La abuela Ana tenía una prodigiosa memoria, igual que mi madre, y también traía historias del resto de la familia que había quedado en la capital: sus otros hijos y nietos a quienes veíamos cada tanto. Ella era modista, por lo tanto ni bien llegaba se encargaba de coser. Sacaba la máquina de coser de mamá al patio durante las mañanas y mientras arreglaba las ropas de sus nietos cantaba, recitaba y nos ponía al día con las “novedades” familiares.
Tenía un sentido de humor grandioso, al igual que su optimismo y su generosidad. Con ella tuvimos una correspondencia de por vida, desde mis 5 años y medio hasta su muerte a los 74 años en que yo criaba a mis hijas con 8 y 10 años. Para entonces ya había iniciado a mis hijas en la seducción de los relatos infantiles…


H.L.D

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Ya lo Decía María Adelia Diaz Ronner "¿de qué trata la literatura para chicos? Pues ¡vamos al grano ya! Trata de muchas cosas que nunca están superpuestas: de las palabras y las multiformas que cada escrito les otorga. Porque la literatura trata del lenguaje de sus resplandores en pugna, si se me permite describir casi poéticamente el oficio de escribir. Aunque suene extravagante, en pocas ocasiones se ubica al lenguaje como el protagonista específico de una obra literaria infantil. ¿Por qué expreso esta hipótesis de lectura? Porque, en general, se plurirramifica el tratamiento de un producto literario para los chicos abordándolo desde disciplinas que distraen del objetivo —y la especificidad, en suma— de todo hecho literario: el trabajo con la lengua que cada escrito formaliza."