lunes, 15 de abril de 2013

Literatura, vida, enseñanza

"Si hoy me pregunto por qué amo la literatura, la respuesta que de forma espontánea me viene a la cabeza es: porque me ayuda a vivir. Ya no le pido, como en la adolescencia, que me evite las heridas que podría sufrir en mis contactos con personas reales. Más que excluir las experiencias vividas, me permite descubrir mundos que se sitúan en continuidad con ellas y entenderlas mejor. Creo que no soy el único que la ve así. La literatura, más densa y más elocuente que la vida cotidiana, pero no radicalmente diferente, amplía nuestro universo, nos invita a imaginar otras maneras de concebirlo y organizarlo. Todos nos conformamos a partir de lo que nos ofrecen otras personas: al principio nuestros padres, y luego los que nos rodean. La literatura abre hasta el infinito esta posibilidad de interacción con los otros, y por tanto nos enriquece infinitamente. Nos ofrece sensaciones insustituibles que hacen que el mundo real tenga más sentido y sea más hermoso. No sólo no es un simple divertimento, una distracción reservada a las personas cultas, sino que permite que todos respondamos mejor a nuestra vocación de seres humanos." Me reconozco plenamente en esa cita. Son palabras que me hacen feliz y que suscribo en su totalidad. Más aún: de una u otra forma las he venido repitiendo, tal vez con más torpeza, en textos e intervenciones públicas. En este mismo blog creo estar dando testimonio de ello. Lo que me llena de satisfacción no son, pues, esas ideas tan familiares sino la autoría de las mismas. Porque quien eso escribe es ni más ni menos que Tzvetan Todorov. No deja de ser significativo, y a la vez digno de celebración, que uno de los más relevantes teóricos y críticos literarios de los últimos cincuenta años, que tanto contribuyó a la extensión del estructuralismo como método de análisis y conocimiento, y consecuentemente al afianzamiento de los estudios formalistas de la obra literaria, reconozca que se han cometido severos errores en la enseñanza y promoción de la literatura. El título del libro que acaba de publicarse en España, y del que está extraídas las palabras citadas, puede ser entendido a la par como una contrición y una advertencia: La literatura en peligro. Porque lo que viene a decir Todorov es de una obviedad apabullante para muchos de quienes trabajan en las aulas de educación primaria y secundaria, pero al parecer no tanto para quienes lo hacen en las universidades: que el conocimiento de la historia literaria o de los elementos de análisis estructural puede ayudar pero nunca suplantar el verdadero fin de la lectura y el principal objetivo del lector, que es la búsqueda personal del sentido de una obra literaria. Cuántos disgustos y cuántas frustraciones nos ahorraríamos si se asumiera mayoritariamente este principio. Resulta incomprensible la resistencia de tantos profesores a aceptar que una novela o un poema o un ensayo filosófico no se escribieron para ser destripados en un laboratorio o en un aula sino para incrustar un poco de emoción y pensamiento en la vida de un lector anónimo y curioso. Y que en consecuencia las prácticas pedagógicas deben encaminarse a favorecer esa búsqueda. Para más lecturas recomendamos...http://discretolector.blogspot.com.ar/

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Literatura Infantil y Juvenil UNaM "Una Literatura de arte Mayor"

Ya lo Decía María Adelia Diaz Ronner "¿de qué trata la literatura para chicos? Pues ¡vamos al grano ya! Trata de muchas cosas que nunca están superpuestas: de las palabras y las multiformas que cada escrito les otorga. Porque la literatura trata del lenguaje de sus resplandores en pugna, si se me permite describir casi poéticamente el oficio de escribir. Aunque suene extravagante, en pocas ocasiones se ubica al lenguaje como el protagonista específico de una obra literaria infantil. ¿Por qué expreso esta hipótesis de lectura? Porque, en general, se plurirramifica el tratamiento de un producto literario para los chicos abordándolo desde disciplinas que distraen del objetivo —y la especificidad, en suma— de todo hecho literario: el trabajo con la lengua que cada escrito formaliza."