martes, 5 de marzo de 2013

Hacia una didáctica social: la formación del lector literario Elba Rosa Amado

“Pesca y lectura lejos de ser actos de pura técnica yo intimidad individualista está saturadas de sociabilidad; gestos aprendidos, discursos y objetos intercambia-dos, ritmos apropiados, imaginarios compartidos, valores incorporados, estrategias etc. estructuradas por redes de socialización instituidas o informales, pero que las miradas de la sociología pueden volver “visibles”. El tiempo del lector desborda ampliamente el tiempo de la lectura “ Jean Marie Privat Construcción permanente y compartida de una didáctica de la lectura más allá de la insti-tución escolar. Nuestro objeto de estudio está constituido, en este caso, por las prácticas de enseñanza de la lectura en contextos educativos formales y no formales. En primer lugar, entendemos la lectura como la capacidad de los sujetos de construir significados a partir de su encuentro con un texto escrito valiéndose de estrategias cognitivas y lingüísticas, y a partir de los conocimientos previos del mundo y de los textos, desde un aspecto, pero asimismo como una práctica cultural, adquirida en unas condiciones sociales objetivas, y ejercida con diferentes grados de apropiación, de acuerdo a las posiciones que los sujetos tienen en una comunidad determinada. (Privat, Bourdie) En segundo lugar, una lectura que significa una dimensión crucial en la vida de los sujetos toda vez que constituye no sólo un deber sino un derecho y un poder que deben ser conquistados dentro del campo social. (Gofard) En ttercer lugar, una lectura configurada por el mundo del texto y el mundo del lector; que adquiere determinadas regímenes, de acuerdo a las características de cada comunidad de interpretación que comparte un conjunto de competencias, usos, gestos, códigos e intereses y que se inserta dentro de un campo cultural que regula qué, cómo y cuando leer, es decir los procesos de producción, de circulación y de recepción de los materiales escritos. (Bourdieu) Finalmente como nos señala Privat, “Lectura que no es sólo el momento en que esta se efectúa sino un conjunto estructurado y de prácticas socialmente y culturalmente reguladas y diferenciadas. La lectura no es, mas que el acto ultimo de una serie de manifestaciones aparentemente espontaneas que ponen un libro en las manos de un lector.” 2-* Problema de la lectura desde una perspectiva múltiple. Como problema cognitivo, lin-güístico y como problema social y cultural. Con estos postulados como punto de partida deberemos considerar el contexto real y actual de trabajo de una didáctica social. No podemos dejar de aceptar que la lectura está en crisis y decir esto implica poder analizar qué aspectos están comprometidos. La didáctica ha venido encarando el proble-ma del desarrollo y mejora de las capacidades de comprensión de los alumnos recurriendo a los aportes de la Psicología cognitiva por un lado y de la Lingüística del texto por otra parte, explorando el mundo del lector y el mundo del texto. Mucho se ha dicho ya de esos desarrollos, más allá de que en los espacios educativos sólo recientemente estén comenzando a llevarse a la práctica. Pero quizá sea tiempo de considerar además de los aspectos individuales y abstractos del proceso lector, la incidencia que los contextos sociales concretos tienen en la conformación de lectores. La didáctica debe recurrir urgntemente a la información que nos brinda la Sociología de la cultura, la Etnología, la Antropología de la escritura entre otras, para ir ampliando las posibilidades de compresión del problema. A propósito, Cavallo y Chartier: en su Historia de la lectura en el mundo occidental nos dicen claramente que “La lectura siempre es una práctica encarnada en ciertos gestos, espacios y hábitos. Es preciso identificar las disposiciones específicas para diferenciar las comunidades de lectores, las tradi-ciones de lectura y los modos de leer.”. “la trayectoria histórica da por supuesto el reconocimiento de varios contrastes entre competencias de lectura. El abismo entre lectores cultos y analfabetos, no agota las diferencias en la relación con lo escrito.”(op.cit.: ) Y nos plantea el problema principal desde nuestra posición de docentes: ”Todos quienes pueden leer los textos no los pueden leer de la misma manera, y en cada época, grande es la diferencia entre los doctos bien dotados y los más torpes. Contrastes entre unas normas y unas convenciones de lectura, que en cada comunidad de lectores definen los usos legítimos del libro, unos modos de leer, unos instrumentos y unos procedimientos de interpretación, Y contraste entre las esperanzas y los intereses que los diversos grupos de lectores ponen en la práctica de leer. De esas determinaciones que gobiernan las prácticas, dependen las maneras en que pueden ser leídos los textos y leídos de modos diferentes por lectores que no comparten las mismas técnicas intelectuales, que no mantienen una relación semejante con lo escrito, que no otorgan ni el mismo significado, ni el mismo valor a un gesto aparentemente idéntico: leer un texto."(op. cit: )Estas apropiaciones diferenciadas de los objetos culturales ayudan a comprender todo lo que se juega en las mutaciones culturales, en los regímenes de lectura en las prácticas del libro y en los usos de los lectores.”(Cavallo y Chartier:17) El problema está planteado al señalar las desigualdades en las capacidades y disposiciones, en el capital cultural y en las posibilidades reales de acceder a un bien cultural que ya constituye un derecho inalienable en nuestra sociedad democrática actual. Sin embargo, estas prácticas lectoras distan mucho de ser las deseables en una sociedad en crisis permanente como la nuestra, donde el propio contacto con la realidad diaria en nuestros ámbitos laborales nos avisan que poco a poco los argentinos fuimos abandonando, por múltiples razones el lugar de sociedad altamente alfabetizada que detentamos en otras épocas. En suma, posicionarse en el campo significa comprender que un lector es aquel sujeto que debe aprender estrategias de comprensión lectora que implican la apropiación de saberes textuales y pragmá-ticos y operaciones intelectuales determinadas, como baso pero además debe asumir el aprendizaje de competencias culturales que implican la familiarización del objeto cultural libro y sucedáneos, que le permitan formar parte de una comunidad lectora de referencia. Estas comunidades se constituyen a través de prácticas sostenidas por creencias y representaciones sociales que les son esenciales. Pero también se debe tener la conciencia de la distribución social de esas predisposiciones adquiridas como hábito cultural y como posibilidad material de usufructo. Ahora, considerando que las competencias lectoras son adquiridas en los intercambios culturales y sociales se impone la pertinencia de su estudio en el ámbito escolar. Por ello en el campo de la formación docente nos preguntamos qué papel juega el docente en la formación de lectores, cómo incide en su doble posicionamiento de actor del campo y mediador de estas prácticas culturales. Por estas razones se nos impuso la necesidad de conocer, las creencias, convicciones, teorías, y representaciones que sustentan las prácticas docentes en lectura -dentro de paradigma de investigación del pensamiento práctico- en nuestro medio a partir de la propia voz de los docentes, como una información pertinente para la didáctica .

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Ya lo Decía María Adelia Diaz Ronner "¿de qué trata la literatura para chicos? Pues ¡vamos al grano ya! Trata de muchas cosas que nunca están superpuestas: de las palabras y las multiformas que cada escrito les otorga. Porque la literatura trata del lenguaje de sus resplandores en pugna, si se me permite describir casi poéticamente el oficio de escribir. Aunque suene extravagante, en pocas ocasiones se ubica al lenguaje como el protagonista específico de una obra literaria infantil. ¿Por qué expreso esta hipótesis de lectura? Porque, en general, se plurirramifica el tratamiento de un producto literario para los chicos abordándolo desde disciplinas que distraen del objetivo —y la especificidad, en suma— de todo hecho literario: el trabajo con la lengua que cada escrito formaliza."