domingo, 16 de marzo de 2014

Literatura y lectura en comunidad.

III SIMPOSIO DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL EN EL MERCOSUR Universidad Nacional de San Martín. Escuela de Humanidades Ponencia Expositora: Prof. Arce, Rita Micaela. Correo electrónico: micaela_arce29@hotmail.com Literatura y lectura en comunidad. “Va a ser un derecho, o más bien un poder, exactamente inverso: poder de hacer vivir y de dejar vivir.” Foucault, 1976. Durante el 2012, en convenio con la EBY , el CeMILLIJ , luego de desarrollar un curso de capacitación de Mediación en lectura comunitaria, llevó adelante el proyecto de instalación de clubes de lecturas en dos barrios periurbano de la ciudad de Posadas, Misiones cuya coordinación estuvo a mi cargo. Una de las metas principales del equipo fue crear un espacio comunitario de lectura literaria en el cual se viviese la experiencia de estar en contacto con los libros, las narraciones y las imágenes a modo de establecer nuevos vínculos entre la universidad, la comunidad y la literatura. El barrio San Isidro se constituyó básicamente por los ex -pobladores de la costa del Paraná que debieron ser reubicados por la construcción de la represa hidroeléctrica Yacyretá . Los habitantes no sólo debieron abandonar sus hogares sino que se vieron obligados a modificar sus prácticas y costumbres para adoptar nuevos hábitos que le permitieran sobrevivir lejos del río. Muchos de ellos comenzaron a desempeñarse como “changarines ” para todo tipo de empleos a fin de tener algún ingreso económico. Sin embargo, con el paso del tiempo lograron organizarse y conformar una cooperativa olera de “vecinos ex-pescadores” dedicados a la fabricación de ladrillos. Lo que nos moviliza. La invitación a compartir una narración o un momento de lectura de literatura, en cualquier etapa de nuestra vida, puede significar una oportunidad de recreación, reconocimiento, desarrollo y disfrute tanto de las experiencias propias como ajenas. No ha sido casual que la literatura haya sido alejada de las masas. En este sentido, Claudia López afirma que el acto de leer implica un quiebre, una apertura, una llamada, una experiencia que deja huellas y habilita la toma de la palabra: “Hacer propio lo que leo supone, de alguna manera, “poner en jaque” al autor y sus mediadores y abrir espacios en el texto para inscribir una voz propia.” La misma autora enuncia que actualmente existe una nueva amenaza que ya no está signada por la censura sino por la imposibilidad de tener un tiempo para leer, de apartarnos un momento del día para el encuentro personal con la lectura y por ello, es común ser parte del semianalfabetismo o analfabetismo funcional que nos limita a leer sólo lo imprescindible para cumplir con nuestras rutinas diarias . Los primeros pasos… Para comenzar, se programaron encuentros semanales con talleres de lectura, escritura, reflexiones y juegos en los SUM de cada barrio. Los salones barriales resultaron lugares estratégicos para la instalación de los clubes ya que continuamente convocan a los vecinos a la participación, integración y apropiación de ese espacio a través de distintas actividades. En los clubes de lectura se asumió la responsabilidad de poner en juego un corpus literario que generara experiencias significativas en cada encuentro. Para ello, se realizó una selección minuciosa de los textos que compondrían la mochila con la que los mediadores llevarían adelante los talleres. El criterio fue amplio e incluyó cuentos, mitos, leyendas, novelas, poesías, trabalenguas, coplas, adivinanzas y textos teatrales. Se priorizaron obras que demostraran un trabajo con el lenguaje poético y que estuviesen abiertas a lecturas plurisignificativas. Dejando de lado los posibles planteamientos que prefiguran limites y preconceptos basados en la condición socio-comunitaria o la edad de los pequeños lectores, se seleccionaron obras que demandaran un esfuerzo cognitivo para la comprensión de los textos. Además, la puesta en escena de nuevos relatos, no predecibles, implicaba la necesaria escucha atenta y el silenciamiento de las voces para disfrutar de la experiencia del encuentro personal con lo literario. La necesidad de quebrar los moldes. Si consideramos que el texto literario, en tanto creación artística, tiene la capacidad de generar desconcierto, goce, inquietud, evasión o extrañamiento ante lo cotidiano entonces nos preguntamos: ¿por qué en barrios como San Isidro no existen espacios en los cuales los habitantes puedan disfrutar de estas experiencias con la literatura? Ante este cuestionamiento, surgen muchas posibles respuestas pero compartimos la afirmación de Sara Hirschman quien dice que más allá de los motivos por los cuales la literatura se volvió un privilegio de cierta clase social, es necesario hacer algo para que vuelva a estar al alcance de todos ya que es un derecho obtenido con mucho esfuerzo. La literatura, con mayor razón si es LIJ, aún no puede desprenderse del fantasma de la moral que allana los textos literarios a una función didáctica y operativa que resulta cómoda, facilista y práctica para los adultos que establecen lo que Graciela Montes denomina corral de la infancia que si bien protege al niño, también lo limita. Por ello, resulta interesante la reflexión de Deleuze: “¿Qué salud bastaría para liberar la vida allá donde esté encarcelada por y en el hombre, por y en los organismos y los géneros?” La selección literaria. Un aspecto muy importante para la instalación del club de lectura fue la elaboración del corpus de obras literarias que serian utilizadas por las mediadoras y que luego pasarían a ser patrimonio de la comunidad: Los libros para niños para adultos tienen la característica de ser libros inolvidables, libros de cabecera, que no pierden vigencia en cada actualización y que se pueden leer una y otra vez. Verónica Uribe describe como Los libros para niños para adultos a aquello que poseen una notable universalidad investiga acerca de las características de los textos literarios infantiles que han sobrevivido a las críticas, a los cambios contextuales y al olvido e ingratitud de la academia que no las reconocen en su merito de establecer un primer vinculo entre en niño y la cultura. Otro concepto interesante que desarrolla es el del adueñamiento que surge en el momento en el cual un adulto inicia la lectura de un libro infantil y no puede dejar de leerlo ya sea por el reencuentro con el niño interior, con recuerdos de la infancia o porque el texto ha logrado tocar las intimas fibras de sensibilidad al nombrar las cosas por su nombre como lo hacen los niños, con sencillez, con claridad y verdad: “En este sentido hay en la mayoría de estos libros una calidad poética, entendida ésta como la capacidad de generar múltiples lecturas, de congregar una multiplicidad de accesos. Estos libros son pues susceptibles de despertar inquietudes y vínculos afectivos en distintos receptores.” Como ejemplos de estos textos hallamos: “ El árbol de sombreros”, de M.E. Walsh, “Los sueños del sapo”, de Javier Villafañe o “Qué pasaría si..”de Silvia Katz; libros álbumes: “Donde viven los monstruos”, de Sendak, “Los monstruos ya no asustan”, de Javier Peña; “La sorpresa de Nandy” Browne, Eileen,; “ Fernando furioso”, Satoshi; también los cuentos clásicos tuvieron su participación con “El traje nuevo del emperador” y “Caperucita”. Incluso se disfrutó de la poesía en “Ver llover”, de Iglesias así como también de una antología de frases, trabalenguas y rimas populares en diálogo con las antologías de narrativa oral “Mi burro enfermo”, y “Juguemos en el bosque” de ediciones Ekaré fueron el centro de las actividades del club literario. Cabe destacar que los libros álbumes ocuparon un lugar privilegiado en la selección, ya que la imagen permite incluir a aquellos que aún no saben leer – tanto niños como mayores- que pueden seguir la narración desde el reconocimiento de las ilustraciones que no son ingenuas sino habilitantes de voces que no se sentían consideradas en la aún indescifrable palabra escrita. Uribe afirma que las obras con calidad literaria nos desarman por la precisión con la que tratan aquello que a veces resulta inasible. En ellos existen significados que tocan la sensibilidad del lector, concentrados en una estructura lingüística y un estilo sencillo... Así sucedió con el libro álbum “La caja”, en el cual se presenta a un personaje que debe elegir qué cosas llevar en una caja el día de la mudanza. La idea de la partida, la separación, los cambios, las perdidas y adaptaciones , lo que llevamos y lo que dejamos fueron algunos de los temas que surgieron cuando abrimos el diálogo en una ronda donde ellos atentos escuchaban la narración, observaban las imágenes y se hacían participes de un relato que los interpelaba con cada objeto que el personaje seleccionaba. Luego de conversar con los niños acerca de la lectura, los invitamos a que dibujaran o escribiesen- los que supieran hacerlo- en una hoja algo especial que desearían colocar en la caja. En el momento de socializar las producciones, cada uno narraba qué había elegido y por qué lo quería guardar: -“Mae yo quiero poner el dibujo mi oso de peluche marrón que me regaló mi papá por el día del niño… - Yo voy a dibujar un helado de chocolate con caramelo que mi favorito… - ¿Mae yo puedo poner un caballo en la caja?, es lo que más me gusta, al lado de mi casa hay uno y yo le doy pasto todos los días.. - Yo quiero que mi hermanito chiquitito esté ahí porque es muy lindo pero todavía no me dejan alzarlo… - Yo dibujé esto: un parque, flores, un arcoíris y a mi abuela que está muy feliz. Así debe ser el cielo. Ella seguro que está feliz, pero yo a veces la extraño mucho.” Este es un ejemplo de por qué el club de lectura literaria no es un espacio de entretenimiento sino como un lugar en el cual los pequeños lectores pudieron hallar un relato que además de incluirlos, los conmueva, los sorprenda, los invite al cuestionamiento. Cuando la niña hizo referencia a su abuela nos conmovió, sin embargo, lo importante fue que ella encontró en ese relato un espacio mágico y feliz donde resguardar su nostalgia. La literatura, el discurso poético, la metáfora, metonimia, sinécdoque o el recurso de la imagen- lo que haya sido- despertó en ella una idea de cobijo, de cuidado y tranquilidad. Algunos destellos. El club fue creciendo, en número y experiencias, semana tras semana llegaban con las caritas sucias o descalzos a reencontrarse con sus compañeros. Fuimos creando un espacio con nuevos hábitos ya que ellos al entrar al salón podían hallar alguna sorpresa: un improvisado escenario de títeres, alguna disposición diferente en los muebles del lugar, o la serie de materiales con los que se trabajaría además de la alfombra sobre la cual estaban a su disposición todos los libros del club. Algunos llegaban y realizaban una minuciosa inspección de los libros para luego tomar uno y apartarse a leer, otros comparaban, revisaban, surfeaban con lecturas fugaces de títulos e imágenes, algunos que incluso no sabían leer palabras escritas, leían las imágenes, las ilustraciones, los colores, las escenas que se les presentaba en cada vuelta de hoja e inventaban los relatos. En más de una ocasión decidimos postergar el momento de apertura del taller debido a que ellos estaban no solo leyendo sino creando sus propias narraciones, habitando ese espacio. Luego de cada taller era el momento de la reflexión, de la autoevaluación y planificación del próximo encuentro. En uno de los registros se puede leer: “Hay mucho trabajo por hacer pero los niños están enganchados, van adoptando el hábito de reunirse en torno a los libros, de explorar, de repensar otras opciones, de imaginar sus propias historias y los más importante es que se han apropiado del club como su espacio e invitan a sus amigos para que lo vengan a conocer. Otro factor no menos relevante es que se ha alcanzado un número estable de asistentes que los miércoles en las siestas en lugar de estar en la plaza o viendo televisión pueden venir al Club a leer.” Conclusión La experiencia de actuar como un puente entre literatura y comunidad implicó múltiples desafíos que se agudizaron al momento de seleccionar el corpus literario porque la intención era generar ocasiones para el encuentro de la obra con su lector. Para ello retomamos la idea de lectura que presenta Roland Barthes: “Abrir el texto…es conducir al reconocimiento de que no hay una verdad objetiva o subjetiva de la lectura, sino tan sólo una verdad lúdica…el juego no debe considerarse como distracción, sino como trabajo, un trabajo del que, sin embargo, se ha evaporado todo esfuerzo.” Antes que nada debimos re pensar cuestionamientos como: ¿qué consideramos como buena literatura? y ¿qué haríamos para ayudar a la formación del hábito de lectura en estos contextos? el aporte de Jorge Larrosa acerca de la necesidad de leer textos literarios: “Pero no para repetirlos o para producirlos, sino para afirmar su posibilidad y, quizá, para darles una posibilidad. Una posibilidad de vida.” Los clubes surgen así como una posible respuesta a la necesidad de recuperar el espacio lúdico de la palabra poética y que promueva el encuentro con la literatura a través de experiencias de lectura, escritura, escucha y diálogo y a la apertura a un mundo desconocido, atrapante, desafiante, como afirma Hirshman: “La diestra manipulación del lenguaje no es solo fuente de placer, sino también es fuente de poder.” A medida que se avanzaba con el proyecto y la instalación de los clubes, se volvió una constante el llegar al barrio y que los chicos estén en las veredas, recostados en los bancos de la plaza o trepados en los arboles esperando la llegada de las mediadoras o quien tuviese la llave del SUM que habilitaría esa nueva jornada de lectura literaria. He aquí el poder, poder de establecer un espacio de encuentro, de incentivar nuevos modos de habitar la realidad, de imaginar, de crear, de habilitar voces y soñar que esos niños puedan seguir teniendo un espacio para leer y disfrutar de la literatura. Bibliografía: • Abdadla, A- Barrientos, C: “El té literario y las Actividades con la Comunidad” Bs. As. Instituto de Formación Superior Juan Amos Comenio 817. Buenos Aires • Barthes, Roland: “Escribir la lectura” en : El susurro del lenguaje. Siglo XXI. 2003 • Deleuze, G: “La literatura y la vida”. En: Critique e clinique.17. Paris. Le Minuit. 1993. • Eagleton, Terry: Introducción a la teoría literaria. Argentina.FCE.1998 • Eco, Umberto: Obra abierta. Barcelona. Planeta Agostini. 1992. • Hirschman, Sara: Gente y cuentos: ¿A quién pertenece la literatura? México. FDE.2011 • Montes, Graciela. La gran ocasión. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.2007 • Larrosa, Jorge: La experiencia de la lectura. FDE. Barcelona.2003 • Lopez, Claudia: “La lectura en la escuela: entre desmesura y precariedad”. Bs As. Pag 4. • Uribe, Verónica: “Libros para niños para adultos” en: Había una vez… revista de literatura infantil y juvenil. Nro 14- Agosto. 2013. Chile. Fundación Había una vez…

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Literatura Infantil y Juvenil UNaM "Una Literatura de arte Mayor"

Ya lo Decía María Adelia Diaz Ronner "¿de qué trata la literatura para chicos? Pues ¡vamos al grano ya! Trata de muchas cosas que nunca están superpuestas: de las palabras y las multiformas que cada escrito les otorga. Porque la literatura trata del lenguaje de sus resplandores en pugna, si se me permite describir casi poéticamente el oficio de escribir. Aunque suene extravagante, en pocas ocasiones se ubica al lenguaje como el protagonista específico de una obra literaria infantil. ¿Por qué expreso esta hipótesis de lectura? Porque, en general, se plurirramifica el tratamiento de un producto literario para los chicos abordándolo desde disciplinas que distraen del objetivo —y la especificidad, en suma— de todo hecho literario: el trabajo con la lengua que cada escrito formaliza."