lunes, 13 de junio de 2011

Un gusto por lo prohibido.

Autobiografía lectora

Recordar sobre lo que me han leído en la infancia, o mis primeras aproximaciones a la lectura me remite a la Enciclopedia Quillet y los grandes libros coloridos “Lo Sé Todo”, enciclopedias guardadas en el mueble de la sala de mi casa, de piso encerado y cortinas de Boal; lugar al que no se podía entrar sino con los “patines”, porque era “prohibido”, en realidad era un lugar destinado a recibir visitas, festejar cumpleaños o algún acontecimiento familiar importante.
Yo sentía mucha curiosidad y a la vez atraída, no sé si por la transgresión o bien por descubrir las historias fantásticas sobre los egipcios, Marco Polo y sus viajes a la China y las Historias Maravillosas de Julio Verne….me imaginaba esos mundos lejanos de los cuentos de Peter Pan que me leía mi hermana mayor.
Lo que recuerdo hoy, nítidamente, es que me molestaba muchísimo que esos libros NO se pudieran tocar.
Lo que sí podía tocar, leer y disfrutar eran las Historietas de “TOPOLINO” que me traía de regalo mi tía que frecuentemente viajaba a Italia, como también las revistas “Billiken”, “Anteojito” y “La pequeña Lulú”. Me fascinaba recortar las figuritas y completar los álbumes. Aunque, siempre traviesa y transgresora a las normas de mi casa, solía sacarle sin permiso la revista “Así” que solía comprar mi padre, porque allí veía “cadáveres destrozados”, que por supuesto, también estaba PROHIBIDO (el diario no me interesaba porque no tenía dibujitos y la letra era muy chiquita).
Siempre quise saber porqué estaban PROHIBIDOS esos libros que trajo mi hermano desde Córdoba (secretamente escondidos en el fondo del patio de mi casa), ésos nunca más se encontraron ¿Qué fin habrán llevado? ¿De qué o quién hablarían esos libros?

Fabio Ana

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Ya lo Decía María Adelia Diaz Ronner "¿de qué trata la literatura para chicos? Pues ¡vamos al grano ya! Trata de muchas cosas que nunca están superpuestas: de las palabras y las multiformas que cada escrito les otorga. Porque la literatura trata del lenguaje de sus resplandores en pugna, si se me permite describir casi poéticamente el oficio de escribir. Aunque suene extravagante, en pocas ocasiones se ubica al lenguaje como el protagonista específico de una obra literaria infantil. ¿Por qué expreso esta hipótesis de lectura? Porque, en general, se plurirramifica el tratamiento de un producto literario para los chicos abordándolo desde disciplinas que distraen del objetivo —y la especificidad, en suma— de todo hecho literario: el trabajo con la lengua que cada escrito formaliza."